El suelo en la producción agrícola. Agua

El agua del suelo es indispensable para el crecimiento de las plantas, tanto para alimento  como para reponer las pérdidas por evapotranspiración que se producen durante el ciclo vegetativo.

Además el agua es la encargada de disolver los elementos nutritivos que absorben las plantas a través de la solución del suelo.

El aspecto más importante de la relación planta – agua es el balance interno, debido a que controla procesos fisiológicos y bioquímicos, además de determinar la cantidad y calidad del crecimiento y producción de la planta

Con un buen manejo del agua en los riegos, se puede conseguir un importante ahorro de agua y de nutrientes, sobre todo nitrógeno, disminuyendo sus pérdidas por lixiviación.  Para ello hay que tener en cuenta la textura y estructura del suelo.

Algunas recomendaciones para ahorrar agua y nutrientes son las siguientes:

  • En suelos arenosos lo riegos tienen que ser frecuentes y con dosis menores que en suelos arcillosos.
  • Hay que ajustar el intervalo de riego y las dosis a las necesidades hídricas del cultivo a lo largo de su ciclo, teniendo en cuenta el estado fisiológico en que se encuentra la planta, ya que no son iguales las necesidades en todos los estadios.
  • Después de la aplicación de la fertilización nitrogenada, no se deben aplicar dosis altas de riego.

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La calidad del agua de riego afecta tanto a los rendimientos de los cultivos como a las condiciones físicas del suelo, incluso si todas las demás condiciones y prácticas de producción son óptimas. Por lo tanto, es muy importante realizar un análisis del agua de riego para conocer la composición del agua.

El agua de riego puede contener nitrógeno y otros elementos nutritivos, así como sustancias contaminantes. Es muy importante y necesario conocer el contenido de estos nutrientes en el agua de riego para reducir su cuantía en la fertilización y poner en práctica medidas que minimicen o anulen los posibles efectos contaminantes.

El agua puede contener nitrógeno, incluso potasio y magnesio, por lo que a la hora de calcular la fertilización habrá que tenerlos en cuenta también.

La importancia del suelo agrícola radica en las funciones que desempeña en el correcto desarrollo de los cultivos.

Además de ser un factor determinante para la agricultura el suelo también tiene otras funciones en el medio ambiente y la socio-economía, que son las siguientes:

  • Producción de biomasa. Los suelos sirven de sustrato para plantas, animales y microorganismos que contribuyen a crear un medio que resulta básico para la producción primaria de los ecosistemas terrestres. Así aportan aire, agua y nutrientes para las plantas además de una base fija de soporte.
  • Regulación medioambiental. El suelo tiene capacidad amortiguadora, transformadora y de filtración, ya que los contaminantes procedentes de la atmósfera y otras fuentes, son retenidos por los filtros físicos y químicos. El suelo también regula los aportes de agua externos reduciendo el impacto de fuertes lluvias sobre ríos, lagos,…
  • Hábitat biológico. El suelo sirve de hábitat para un gran número microorganismos, cuya presencia es de vital importancia ya que son los responsables de la descomposición, transformación y síntesis de sustancias orgánicas.
  • Base fundamental de la producción agrícola. El suelo soporta y permite el crecimiento de las plantas.