El riego es sin duda una de las grandes asignaturas pendientes de la humanidad, pues el aumento constante de la demanda de alimentos debido al creciente incremento de la población, y el hecho de que la temperatura del planeta asciende progresivamente propiciando sequías, y por ende, la falta de producción de alimentos, hace que debamos empezar a actuar ya en consecuencia con los cambios que estamos experimentando.
El gran cambio que se está introduciendo desde muchas organizaciones, es que al agua de mar se le otorgue la categoría que merece, no solo la de agua potable (que lo es o puede serlo) sino también la de mejor complemento mineral y mayor recurso hídrico de nuestro planeta.
La mayoría de intentos que se han hecho para regar con agua de mar han sido con el modelo general de riego, de arriba hacia abajo, con las nefastas consecuencias de quemar las plantas. Y si éstas aguantaban el agua de mar, con el tiempo el terreno quedaba saturado debido a la alta acumulación de sal, quedando así muerto e inservible para cualquier cultivo.
Los dos modelos que consideramos más eficientes para regar con agua de mar son los que nos muestra la naturaleza:
- Creando una capa freática con agua de mar para mantener el subsuelo siempre húmedo.
- Adaptando las plantas a la salinidad del agua de mar (como puede ser la acelga), cultivándolas en un suelo que tenga la capacidad de drenar el exceso de sales.
FERTILIZACIÓN CON AGUA DE MAR
El agua de mar también se puede usar como fertilizante ya que contiene todos los minerales necesarios para la vida, también en el caso de las plantas. Para ello se utiliza una reacción química consistente en elevar el pH del agua hasta 10,78 mediante sosa caustica. Durante el proceso, los hidróxidos de la sosa floculan los minerales del agua de mar y por aumento de densidad precipitan.
El precipitado contiene entre 89 y 94 minerales, descartando el sodio y el cloro, que quedan reducidos a una pequeña proporción, y así es posible su aplicación en agricultura y ganadería. El resultado obtenido es lo que se conoce como extracto mineral de agua de mar u ormus. Se diluye en una concentración del 2% en agua y se aplica pulverizando las plantas y el suelo. Algunos estudios demuestran su gran potencial para favorecer el desarrollo de las plantas.
En conclusión, cuando hablamos de agua tendremos que tener en cuenta que el agua de mar es el 97% del total de agua de nuestro planeta y por tanto usarla no solo como agua potable sino también como complemento mineral y mayor recurso hídrico de nuestro planeta.