CERCOSPORA

La cercosporiosis de la remolacha es una enfermedad causada por el hongo Cercospora beticola. Este parásito se desarrolla preferentemente en las hojas, atacando con más intensidad a las externas, que son las más viejas, pero también puede asentarse sobre cualquier otro órgano aéreo de la planta. En las hojas invadidas aparecen pequeñas manchas casi circulares, cuyo diámetro no suele pasar de tres milímetros. Son de un color gris-parduzco y representan la zona   hoja muerta a causa de la actividad del hongo. Están circundadas por un estrecho halo de color rojo-purpúreo que les da un aspecto característico. El número de manchas en cada hoja es muy variable; depende de la intensidad del ataque del hongo y de la edad de la hoja. Cuando las lesiones son muy abundantes pueden reunirse varias en una, y entonces pierden el contorno casi circular antes referido.

Más adelante, en el centro de la manchita, tanto por el haz como por el envés de la hoja, aparecen unos pequeños puntos negros de gran importancia en la propagación de la enfermedad. Son los «conidióforos» que producirán las «conídias» encargadas, a modo de pequeñas semillas, de extender la enfermedad a otras hojas de esta o de otra planta. Estos puntos» se ven fácilmente, a simple vista o con ligero aumento. Las hojas, según avanza la enfermedad en ellas, se resecan, primero por los bordes; y luego totalmente, acabando por caer. Mientras tanto, la raíz que se encuentra sana y cargada de sustancias de reserva produce a costa de éstas una nueva corona de hojas, interiores a las enfermas. El hongo, generalmente, invade también a estas nuevas hojas y el proceso se repite varias veces a lo largo del ciclo vegetativo de la planta.

Aparece en todas las zonas remolacheras. La enfermedad suele aparecer las primeras semanas de julio y las condiciones climáticas, temperatura entre 25°C y 30°C, y una humedad relativa superior al 95% por encima de 35°C y por debajo de 13°C no germina ninguna conidia, cualquiera que sea la humedad ambiente, suelen ser óptimas para el desarrollo de la enfermedad hasta el final de la campaña. un control efectivo es crítico el momento de aplicación de los fungicidas a la aparición de la primera mancha y repetir las aplicaciones cada 21 días.

Los daños ocasionados por esta enfermedad son elevados por varios motivos: por un lado la pérdida de masa foliar; y por otro, el rebrote de la planta hace consumir las reservas de la raíz, en la consiguiente disminución de la riqueza sacárica alcanzada por ésta debido a que ha sido deficientemente alimentada por las hojas enfermas.

Control:

–  Siembra con variedades resistentes.

– Procurar no dejar en el suelo restos de la cosecha de remolacha.

– Establecer rotaciones de cultivos durante 2 a 3 años con cultivos libres de

hospederos, de este modo, las conidias que puedan quedar en el suelo perderán

su virulencia.

– Destruir la vegetación espontánea de ribazos y linderos.

– Realización de aplicaciones fungicidas con acción sistémica o de contacto.

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