Día mundial del medioambiente………¿y la agricultura?

La agricultura representa la mayor proporción de uso de la tierra por el hombre. Sólo los pastos y los cultivos ocupan aproximadamente el 40% de la superficie de tierras de labranza del mundo y casi dos terceras partes del agua utilizada por el hombre se destina a la agricultura.

La producción agropecuaria tiene unos profundos efectos en el medio ambiente en conjunto, ya que son la principal fuente de contaminación del agua por nitratos, fosfatos y plaguicidas.

También es considerada la mayor fuente antropogénica de gases responsables del efecto invernadero, metano y óxido nitroso, que contribuyen en gran medida a otros tipos de contaminación del aire y del agua.

La agricultura afecta también a su propio futuro a través de la degradación de la tierra, la salinización, el exceso de extracción de agua y la reducción de la diversidad genética agropecuaria, pero es complicado conocer el alcance de estos procesos a largo plazo.

Si se utilizan más métodos de producción sostenible, se podrán atenuar los efectos de la agricultura sobre el medio ambiente. La agricultura desempeña una función importante en la inversión de estos efectos, por ejemplo, almacenando carbono en los suelos, mejorando la filtración del agua y conservando los paisajes rurales y la contribuyendo a una mayor biodiversidad.

Los fertilizantes, el estiércol y los plaguicidas son las principales causas de contaminación del agua. La contaminación de las aguas subterráneas por los productos y residuos agroquímicos es uno de los problemas más importante en la mayoría de los países desarrollados.

La contaminación por fertilizantes se produce cuando éstos se utilizan en mayor cantidad de la que pueden absorber los cultivos, o cuando se eliminan por acción del agua o del viento de la superficie del suelo antes de que puedan ser absorbidos. Este exceso de nutrientes puede provocar la eutrofización de lagos y embalses.

En los países desarrollados su uso se restringe cada vez más mediante leyes e impuestos, e incluso su uso se verá frenado por la creciente demanda de cultivos orgánicos, que se producen sin la adición de productos químicos.

Sin embargo, a pesar de que la agricultura es cada vez más una fuente importante de gases que contribuyen al efecto invernadero y a disminuir la biodeversidad, también puede ser una posible vía para la mitigación del cambio climático mediante el almacenamiento de carbono en los suelos y en la vegetación.

La agricultura puede ser también un sumidero para el carbono. Sin embargo, se acepta generalmente que los suelos, igual que otros sumideros biológicos (por ejemplo, vegetación) tienen un límite superior intrínseco para almacenamiento. La cantidad total que se puede almacenar es específica de lugares y cultivos, y la tasa de fijación desciende al cabo de unos años de crecimiento.

La recuperación de suelos salinos, podrían suponer la fijación de millones de toneladas de carbono adicionales anualmente.

En países desarrollados, la tierra que se deja de cultivar de manera permanente puede fijar grandes cantidades de carbono si se deja sin trabajar o se utiliza para repoblación forestal.

Según las condiciones agroclimáticas, la agricultura de no labranza y la agricultura de conservación puede fijar hasta 1 tonelada de carbono por hectárea cada año, además de reducir las emisiones de dióxido de carbono en más del 50%, debido a la reducción del uso de combustibles fósiles en la labranza.

En el caso de que se abandonen algunas de estas prácticas, el carbono fijado se liberará a lo largo de un período de pocos años. Se necesitan sumideros de carbono agrícolas de esta clase para ganar tiempo que permita afrontar las emisiones de dióxido de carbono en su origen.

En resumen, agricultura y medioambiente comparten el mismo espacio, es necesario encontrar un punto intermedio en el que ambas puedan convivir sin perjudicarse. es vital que los sectores vinculados al medioambiente y la agricultura trabajen juntos para lograr los mejores resultados comunes. 

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