Las variaciones de temperaturas en el ciclo del cultivo del maíz explican muchas de las variaciones de la producción. Temperaturas por encima o por debajo de rangos óptimos pueden llevar a importantes pérdidas, incluso cuando la disponibilidad de agua es la adecuada.
La temperatura regula procesos de crecimiento y desarrollo, por lo que tiene efectos directos en la producción del cultivo.
La temperatura influye directamente en el crecimiento (fotosíntesis) de las plantas de maíz y en la duración de las etapas fenológicas. A temperaturas bajas la fotosíntesis y el desarrollo son lentos. Dentro del rango de la temperatura óptima, el aumento de la temperatura lleva a aumentos en el ritmo fotosintético y en consecuencia la tasa de crecimiento. El máximo se alcanza aproximadamente a 30°C y disminuye con temperaturas mayores.
No obstante, a medida que la temperatura aumenta, se acelera el desarrollo del cultivo y disminuye la duración de etapas fisiológicas, lo que conlleva que una etapa más corta, implica menos días de crecimiento y una menor producción masa vegetal.
El desarrollo también se reduce, incluso se detiene con temperaturas por debajo de las óptimas.
La producción será máxima con temperaturas que permitan un balance óptimo entre ritmo de crecimiento y de desarrollo, pues permitirá la mayor absorción de nutrientes y agua y un uso más eficiente. En ausencia de limitaciones hídricas y nutricionales, la producción de maíz se maximiza cuando las temperaturas medias durante el ciclo están en torno a 18 a 22°C.
Debido a que la fotosíntesis es función de la temperatura del día mientras que el desarrollo depende tanto de la temperatura del día como la noche, una alta amplitud térmica favorece al cultivo: altas temperaturas diurnas (25- 28°C) favorecen altas tasas de crecimiento y bajas temperaturas nocturnas (15-20°C) prolongan la duración de etapas posibilitando tener más días de fotosíntesis dentro de una etapa.
Las altas temperaturas o golpes de calor pueden tener un muy alto impacto en la producción de maíz, comparable con el de un déficit hídrico. Afectan al llenado del grano, disminuyendo el número de granos y el acortamiento de etapas. El efecto negativo más importante ocurre cuando las altas temperaturas se dan cercanas a la floración, ya que puede verse afectada conjuntamente la viabilidad del polen, el cuaje y la tasa de crecimiento y esto genera las caídas en el número de granos.