Las actividades humanas en el medio natural son el origen de más del 95% de los incendios forestales que se producen en nuestro país.
Las actividades que provocan mayor porcentaje (54%) de incendios forestales son las quemas de rastrojos y restos de podas de cultivos agrícolas, y las quemas de matorral para obtención de pastos para el ganado.
Algunas de las medidas que debemos tomar para evitar un incendio son las siguientes:
- No encender fuego en el campo, ni para quemar rastrojos o pastos, ni para utilizar barbacoas o fogatas.
- No arrojar al suelo cerillas, colillas, cigarros u objetos en combustión, ni tampoco papeles, plásticos, vidrios o cualquier tipo de residuo o material combustible susceptible de originar un incendio.
- En los terrenos forestales no utilizar desbrozadoras, motosierras,…
- En viviendas ubicadas en terrenos agrícolas o forestales, no plantar setos de especies que arden con facilidad.
- No pretendas llegar en coche o vehículo motorizado a todas partes, el contacto del tubo de escape con matorrales secos podría provocar un incendio.
Hasta en el 70% de los casos los incendios se controlan en fase de conato (antes de que se queme una hectárea) y casi siempre (en el 99,8% de los casos) se extinguen antes de que alcance las 500 hectáreas.
Una orografía complicada que impida un acceso rápido a los frentes, unas condiciones meteorológicas de calor extremo y sequía, acompañado de unas masas forestales con pasto y matorrales secos, que conectan el suelo con las copas de los árboles, son los que provocan que el fuego queme hectáreas y hectáreas de terreno.
¿Cómo hacer frente a estos grandes incendios? Cambiar las condiciones meteorológicas y la orografía es imposible, así que solo nos queda actuar sobre los montes.
La ganadería extensiva puede ser de gran ayuda a la hora de evitar incendios. Por una parte el ganado mantiene bajo control a los arbustos y el pasto. Por otra, el pastor al estar en el mismo monte puede avisar e incluso ayudar en la extinción de un conato de incendio con mayor rapidez.
Aunque también es verdad que se provocan incendios por negligencias en la quema de pastos o rastrojos, que como tales han de ser castigadas.
El problema es que cada vez hay menos ganado extensivo en España. El despoblamiento rural y la intensificación de la ganadería han ido eliminando poco a poco al ganado y a sus pastores del monte. Entre 2008 y 2011 han desaparecido 7,5 millones de ovejas y cabras, el 28% de las que había en España.
Existe una iniciativa para el control de los incendios con ganado, la Red de Áreas Pasto-Cortafuegos de Andalucía (RAPCA) inspirada en un sistema que lleva funcionando en Francia nada menos que desde los años ochenta.
En la gestión de los montes que forman parte de esta red se utilizan rebaños de una manera organizada, consiguiendo varias cosas:
- los animales se comen parte de lo que acabaría siendo sería combustible
- hay que realizar menos desbroces mecánicos, eso significa menos costes de mantenimiento
- constituye una herramienta de prevención social
El ganado es solo una herramienta más en los programas de prevención de incendios, ya que solo se puede utilizar en determinados lugares, como pueden ser zonas cortafuegos donde las desbrozadoras tienen poco que hacer, pero no suele ser recomendable meterlas en zonas donde se está regenerando el monte o donde hay especies de flora protegida.