Importancia del suelo en la producción agrícola. Composición y Características físicas

El suelo agrícola es el suelo entendido como un medio para el desarrollo de la agricultura. Es la base fundamental de la producción agrícola y se encarga de mantener y sustentar a las plantas y a los organismos que conviven con ellas. Además es de donde las plantas obtienen el agua, el aire y los nutrientes que precisan para su desarrollo.

El suelo es un medio vivo y cambiante en el que interactúan dos procesos básicos para el ecosistema:

  • Generación de biomasa
  • Descomposición de los restos de biomasa (vegetales y animales) que se van incorporando al suelo.

Cuando el suelo se encuentra provisto de numerosos nutrientes, entonces puede considerarse que es apto para el desarrollo de la agricultura. Si por el contrario carece de los mismos es imposible cultivar de manera rentable económicamente sobre el mismo.

El conocimiento del suelo por el agricultor, tanto sus característica y propiedades físicas, biológicos y químicas, es necesario para poder llevar a cabo un correcto crecimiento del cultivo y su fertilización.

Composición

El suelo está compuesto por el aire, el agua, los componentes inorgánicos (arcilla, limo y arena) y la materia orgánica.

El aire y el agua se encuentran en el espacio vacío que hay entre los componentes orgánicos e inorgánicos, y es lo que se denomina porosidad, que está en torno al 50%.

Para considerar un contenido óptimo en humedad, el volumen ocupado por agua debe ser el mismo que el ocupado por el aire.

La parte sólida del suelo (teniendo sólo en cuenta las partículas menores de 2 mm) está formada por:

  • 95-98% por material mineral
  • 1-3% por materia orgánica.

La materia orgánica es el valor que se debe tener en cuenta en los suelos agrícolas, ya que es el que determina la fertilidad de los suelos.

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Características físicas

La calidad de un suelo se ve condicionada por su  textura (características físicas), ya que las características químicas se pueden modificar más fácilmente.

La textura de un suelo es la combinación y distribución partículas de diferentes tamaños. Dependiendo del contenido en arcilla del suelo se pueden clasificar en:

Arenoso (menos del 10%), Franco (10 – 30%) y Arcilloso (más del 30%)

La textura influye decisivamente en el comportamiento del suelo con respecto a su capacidad de retención de agua y nutrientes, su permeabilidad (encharcamiento, lixiviación de agua,…) y su capacidad para descomponer la materia orgánica.

Los suelos arenosos presentan muchos poros y grandes, tienen gran cantidad de aire, son permeables y pueden almacenar poca agua y nutrientes. En cambio, los suelos arcillosos tienen muchos más poros pequeños, menos permeables y pueden retener una mayor cantidad de agua y elementos químicos. La fertilidad de un suelo arcilloso es más elevada que los arenosos.