La erosividad de la lluvia a la capacidad de ésta para generar erosión, y está relacionada con la cantidad de agua que cae por unidad de superficie y la energía con la que ésta impacta sobre la superficie del suelo. A su vez, la energía de la lluvia es directamente proporcional a su intensidad, es decir, a la cantidad de agua por unidad de superficie y de tiempo
Existen diversas estrategias de manejo del suelo para una conservación más eficiente del mismo. A continuación se muestran los factores que ejercen una mayor influencia sobre la erosión en estas condiciones agroambientales de secano.
- La erosión del suelo se concentra en los pocos días de lluvia
Hay dos tipos de situaciones en las que se concentra la mayor erosión del suelo de secano.
- Tormentas aisladas de elevada intensidad de lluvia
- Situaciones meteorológicas de temporal, normalmente en invierno, en las que se encadenan varios días de lluvia consecutivos que dan lugar a precipitaciones acumuladas elevadas.
En las dos situaciones, el factor clave desencadenante de la erosión es la acumulación y drenaje del agua de escorrentía sobre la superficie del suelo. En el primer caso, porque la intensidad de lluvia es muy superior a la capacidad de infiltración de la capa superficial del suelo. Y en el segundo, porque una vez que el perfil de suelo se satura, la infiltración de agua se reduce drásticamente.
- Efecto de la dirección de laboreo
Se considera evidente que la labranza a nivel favorece la infiltración, ya que la orientación de los surcos de labranza perpendiculares a la pendiente hace que estos actúen a modo de pequeñas presas que retienen el agua evitando la formación de flujos de escorrentía ladera abajo, y por tanto la erosión. Tras un período no muy largo de tiempo el agua retenida en los surcos termine por infiltrarse en el suelo. Por todo ello, se considera que el laboreo a nivel es óptimo tanto para la prevención de la erosión como para la conservación del agua.
Sin embargo, hay estudios en las zonas de secano que debido a las condiciones agroambientales que se presentan, este modelo de laboreo produce el efecto contrario al esperado. El volumen máximo de retención de agua en los surcos se supera y provoca el desbordamiento de algún surco, desencadenando un efecto de rotura en cascada de los surcos situados aguas abajo, con el resultado final del acarcavamiento de la ladera.
- Evitar hacer marcas de rodada a favor de la pendiente
Las marcas de rodadura producidas por el tráfico de la maquinaria favorecen la erosión del suelo. En la zona de rodadura queda una superficie de suelo compactada y de escasa infiltración que tiende a encharcarse con facilidad, siendo la erosión máxima cuando la rodadura se orienta a favor de la pendiente.
- Reducir la intensidad de la labranza
Un exceso en la frecuencia de realización de operaciones de labranza, sea cual sea el apero utilizado, contribuye a debilitar la estructura de la capa superficial del suelo. La acción mecánica destruye los agregados de suelo y deshace cualquier estructura generada en torno a los sistemas radiculares de las plantas. Aunque el suelo recién labrado presente una capacidad de infiltración muy alta, si este tiene una estabilidad estructural débil, la acción de las primeras lluvias intensas va a provocar la reducción de su permeabilidad.
- Favorecer y mantener el recubrimiento máximo posible
El recubrimiento del suelo es uno de los factores que más influyen sobre la generación de la escorrentía y la pérdida de suelo por erosión hídrica. Se pretende hacer coincidir los momentos de máximo recubrimiento superficial con los períodos de mayor erosividad de la lluvia.
- El barbecho blanco se debe evitar durante el mayor tiempo posible
Consiste en mantener la superficie del suelo desprovista de cualquier cubierta vegetal durante toda una campaña agrícola mediante la realización de operaciones de laboreo. Es el caso más desfavorable de manejo frente a la erosión, y da lugar a las pérdidas de suelo más extremas. En caso de necesidad de barbecho, se debe retrasar las labores hasta la primavera, ya que así se consigue reducir a la mitad la tasa de erosividad del suelo de secano.