El girasol es un cultivo que poco a poco va ganando importancia dentro de la agricultura nacional. Esto se debe a una serie de factores como es la situación del mercado mundial de granos oleaginosos y de los aceites en general (que ha incrementado el precio del girasol) y las nuevas tecnologías aplicadas al cultivo (híbridos de girasol que se adaptan a las diferentes situaciones locales) y nuevas técnicas de cultivo.
La temperatura ideal para el crecimiento y floración está entre 20 y 25ºC pero mantiene un nivel de producción óptimo a temperaturas superiores a 25ºC aunque no mayores de 30ºC. Los calores fuertes afectan la formación del grano.
El agua es el factor de mayor impacto en la producción de este cultivo, aunque el exceso es perjudicial porque aumenta las probabilidades de vuelco y la incidencia de enfermedades.
Se considera que la planta de girasol necesita entre 600 a 650 mm durante todo el ciclo vegetativo; 150 mm hasta la formación del botón floral, 300 a 350 mm veinte días antes de veinte días después de la floración y 150 mm durante el llenado de grano.
La fase crítica en cuanto a necesidades de agua, se extiende desde el inicio del botón floral hasta quince días después del final de la floración y es necesario un suministro constante de agua hasta el final del ciclo para favorecer un alto contenido de aceite.
Aunque es una planta ineficiente en el uso del agua, cuando hay déficit, su profundo sistema radical le permite sobrevivir, por lo que se le considera como una planta adaptada a las condiciones de sequía.
El girasol prospera en suelos arcillo arenosos, ricos en materia orgánica y permeables con drenaje superficial e interno, para evitar el encharcamiento y el nivel freático alto.
Es un cultivo muy sensible a la compactación o capas endurecidas en la zona de raíces ya que afectan el crecimiento de ellas, lo que disminuye la capacidad de utilizar la humedad del suelo, durante épocas de deficiencia de agua. Además, es muy sensible a una alta acidez o alcalinidad.
Las altas temperaturas que se han producido durante la mayoría del desarrollo del cultivo del girasol este año 2015 van a provocar rendimientos medios muy por debajo de los de otros años.
Los girasoles presentan un aspecto débil, que se puede apreciar en la propia planta, ya que presenta una sequedad y un aspecto más débil que en anteriores campañas.