Riegos anti-heladas
Frecuentemente se producen heladas primaverales que son muy perjudiciales para las plantas, especialmente para aquellas que están en periodos críticos de su desarrollo. Para prevenir estas heladas, existen varios métodos directos, como el empleo de cubiertas protectoras, la formación de nieblas y nubes artificiales a base de quema de residuos, el uso de ventiladores, estufas o quemadores o la aplicación de tratamientos químicos. Pero en este caso nos vamos a centrar en el empleo del riego para la prevención de daños por heladas.
Este método de protección antiheladas se basa principalmente en la producción de calor húmedo y la base científica consiste en el de calor que aporta el agua a la planta al pasar de estado líquido a sólido desprendiendo 80 cal/g.
Cuando tengamos certeza de que va a helar, ponemos en marcha el sistema de riego y con ello conseguimos un microclima con un 100% de humedad y retiene la pérdida de calor por radiación, retiene la energía de la congelación del agua, ya que cada gramo de agua que congelamos libera 80 calorías y cada grado que baja el agua nos aporta una caloría por gramo; todo esto es mucho calor si somos capaces de retener una parte en nuestra parcela. Así con una helada de –5°C, dentro de parcela tendremos aproximadamente –1,8°C y donde rodeamos la planta con el hielo (efecto iglú) la temperatura será de 0°C.
En este sistema es muy importante el arranque del sistema ya que, si abrimos cerca de 0°C y la humedad en el ambiente no es muy alta, estamos evaporando agua hasta que conseguimos el 100% de humedad y, mientras estamos evaporando, cada gramo de agua que se evapora nos roba casi 600 calorías pudiendo provocar nosotros mismos una helada por evaporación.
Si tenemos la certeza de que una noche vamos a tener fuertes heladas, lo ideal sería conectar el sistema de control de heladas a última hora de la tarde, cuando el suelo está caliente, ya que impedimos que después entre el frío en la parcela y que el calor del suelo se pierda por radiación, consiguiendo un mejor microclima.
En todo proyecto de defensa antihelada mediante el empleo del riego por aspersión se deberán tener en cuenta los siguientes aspectos técnicos:
1) Dotación del agua para evaluar el agua necesaria y no excederse en su aplicación, por los efectos perjudiciales que significa.
2) Diámetro de la gota, el necesario para que el cambio de estado se produzca sobre la superficie de la planta.
3) Disposición de los equipos de riego, con el fin de cubrir toda la parcela de manera uniforme, a este respecto es aconsejable la disposición de los aspersores en tresbolillo.
4) Velocidad de rotación del aspersor.
5) Previsión de posibles fallos que provoquen interrupciones.
6) Estimación del momento de la puesta en marcha y de la parada.
Otro efecto del uso del riego por aspersión se basa en el enfriamiento de las yemas que provoca el riego, y el consecuente retraso de la brotación, evitando así el daño de heladas tardías.