La agricultura consume (según la FAO) una media del 70% de los recursos hídricos existentes. Dado que es un recurso imprescindible para las explotaciones agrícolas, es necesario optimizar su uso aumentando la eficiencia de riego, de manera que se aumente el rendimiento y se reduzcan los costes. Para ello una herramienta muy útil que se puede utilizar son los sensores de humedad.
Actualmente y cada vez más los sistemas de riego están automatizados y se controlan factores meteorológicos (lluvia, viento, temperatura, etc.) mediante estaciones meteorológicas, realizándose un balance hídrico, pero este riego sería mucho más eficiente si se conociese directamente el estado hídrico de la tierra y de esta forma automatizar el riego con las necesidades estrictas de la planta.
El tener disponible el valor del contenido de agua en el suelo es esencial para ayudar a los agricultores a optimizar la producción, conservar agua, reducir los impactos ambientales y ahorrar dinero. Monitorear la humedad del suelo le puede ayudar a tomar mejores decisiones en la programación del riego, tales como el determinar la cantidad de agua a aplicar y cuándo aplicarla. También le puede ayudar a igualar los requerimientos de agua del cultivo con la cantidad aplicada con el riego; y así evitar pérdidas de agua excesivas.
El exceso de irrigación incrementa el consumo de energía lo que aumenta los costos de agua, incrementa la aparición de malas hierbas, aumenta el movimiento de fertilizantes por debajo de la zona radicular produciendo erosión y como consecuencia la perdida de partículas químicas beneficiosas para la planta. Por el contrario un riego insuficiente puede reducir significativamente la producción de las cosechas.
La medición del contenido de agua del suelo es fundamental para el manejo eficiente de los recursos hídricos. Existen dos tipos de factores básicos a conocer para realizar un riego eficiente, que son el contenido de agua del suelo y su potencial hídrico.
Para conocer el contenido de agua del suelo, se instalarían las denominadas sondas capacitivas. Con este método se puede observar a nivel de campo cuando empieza a mostrar carencias de agua nuestro cultivo y en base a ello con un sistema automatizado programar los riegos necesarios. Es muy importante realizar un buen posicionamiento de los sensores para conseguir muestras representativas a lo largo de toda la parcela.
El otro parámetro de gran importancia es conocer el potencial hídrico puesto que proporciona el estado energético del agua en el suelo y esto permite saber si se encuentra en equilibrio o en movimiento. Para su medición, el método más utilizado, es el tensiómetro. Que sirve para conocer el estado hídrico de las raíces.
Al igual que las sondas capacitivas, los tensiómetros deben ser instalados en lugares representativos de la parcela, y a una profundidad determinada en función de las raíces de la planta. Es conveniente realizar la lectura a primera hora de la mañana, que es cuando el movimiento del agua hacia la planta y en el suelo es insignificante. La lectura del tensiómetro posee un rango desde 0 a 80 cb (centibares). Valores bajos representan que el suelo está saturado y altos que se encuentra en un punto de marchitamiento en el que sólo quedará agua en ciertos microporos. Siendo conveniente programar el riego cuando los macroporos comiencen a desecarse, de manera que el cultivo se mantenga próximo a la capacidad de campo. Generalmente este intervalo será entre 30 y 60 cb variando según el tipo de suelo:
- En suelos arenosos entre 30 y 40 cb
- Suelos limosos entre 40 y 50 cb
- Suelos arcillosos entre 50 y 60 cb